CAPITULO VII (Traición del deseo)
Era increíble, con ayuda del medallón logre obtener
suficiente información cómo para determinar lo que había ocurrido. Inicialmente
pensé que mamá estaba en mi verdadero cuerpo, después pensé que se trataba de
mi propio ser, sin embargo, ahora estoy seguro de que en mi cuerpo está el
sujeto gordo de la oficina, el tal Daniel, comencé a imaginar la reacción del
desgraciado cuando notara que no tenía el medallón, a pesar de estar encerrado
en el cuarto de servicio, tenía una ventaja sobre él, estaba en posesión del
medallón, debía encontrar la manera de regresar a mi cuerpo, además de que mamá
volviese al suyo.
Invertí más de dos horas pensando en cómo lograría
regresar todo a la normalidad, desgraciadamente ni una sola idea me parecía
adecuada para lograr mi objetivo, estaba
definitivamente estancado, lo peor de
todo era que también perdía el tiempo tontamente; un par de golpes en la puerta
me sacaron del trance en el que había entrado, definitivamente era el gordo,
guarde silencio, esperaba que el sujeto pensara que no había nadie en el
cuarto, insistió varias veces más con los golpes a la puerta, me quede
petrificado, tenía la esperanza de que al no responder pensaría que había
salido de la casa e intentaría buscarme en la calle.
Los toques no cesaron, al contrario, comenzaron a ser
más incisivos, hasta que por fin acompaño con palabras sus golpes a la puerta, -¿Por qué no abres mamá? sé que estás
ahí-, me
quede en silencio, volvió a golpear fuertemente y hablo por segunda vez -Mamá
¿Estás bien?- me aferre al plan de guardar completo silencio, esperaría hasta
que se desesperara, -Mamá, creo que tienes algo que es mío-. La tercera vez que se dirigió
a mí me quedo completamente claro que el tipo estaba seguro de que yo estaba
encerrado ahí, además de que sabía que tenía el medallón.
Los toques no cesaban, comenzó a patear la puerta, no
puede soportar más, así que le conteste -Sé que no eres mamá, eres el tipo gordo de la oficina, será mejor que
dejes de golpear la puerta, no pienso abrirte- de
pronto los golpes terminaron, un largo silencio fue la respuesta que tuve a mi
demanda, me puse nervioso, ¿Qué pretendía aquel sujeto? rápidamente encontré
respuesta a mi duda -Mira niño, no estoy feliz con todo esto, lo único que quiero es
regresar a mi cuerpo, así que si ambos cooperamos lograremos regresar a la
normalidad-. Me
resultaba imposible creer todo aquello que decía, ¿Cómo podía confiar en
alguien que robo el cuerpo de mamá? sin mucho tiempo para meditarlo el hombre
volvió a hablarme -Nicolás,
es verdad que por unas horas estuve en el cuerpo de tu mamá, también es verdad
que no fue mi intención, fue un accidente, quiero regresar a mi cuerpo,
regresemos todo a la normalidad, me das mi medallón y los dejo en paz- hizo una pausa, seguramente
esperaba una respuesta mía, necesitaba pensar bien las cosas, no podía dejarme
engañar tan fácilmente.
Transcurrieron unos minutos, el sujeto volvió a
dirigirme la palabra, -Niño, quizás estés pensando que hice algo malo al apoderarme del
cuerpo de tu mamá, la verdad es que yo tampoco conocía los poderes del
medallón, además no podrás negarme que tu también hiciste cosas con el cuerpo
de tu madre, es una experiencia que estoy seguro nadie dejaría pasar… Vamos
chicho, hagamos las cosas bien, abre, pongámonos de acuerdo, regresemos a
nuestros verdaderos cuerpos y estate seguro que no me vuelven a ver- El tipo se escuchaba muy tranquilo, en
parte tenía razón, era imposible resistirse jugar con el cuerpo de mamá,
seguramente al igual que yo, el sujeto no sabía realmente en la situación que
se metía, era evidente que no podía estar encerrado ahí todo el día, tenía que
negociar, tome la sabana que tenía la cama, me cubrí con ella el cuerpo, tome
una escoba que se encontraba en un rincón, quite los cerrojos y abrí la puerta.
Era sumamente extraño ver mi cuerpo, era aún más
complicado lidiar con el asunto de que un perfecto extraño estaba en mi cuerpo;
el tipo entro a la habitación, tranquilamente se sentó en un costado de la
cama, me miró fijamente, me agradeció el que hubiera accedido a dejarlo entrar,
estaba demasiado sereno, su actitud me dio confianza, la suficiente como para
entablar nuevamente la conversación con él -Bien amigo, dime que propones para regresar todo esto a la normalidad- llevo
una mano hasta su barbilla, la froto un par de veces y contesto -No me des el medallón ahora,
ten confianza, lo primero que deberías hacer es vestirte, luego vamos al
hospital, entramos a visitar mi verdadero cuerpo, ya en la habitación, tu
regresas a tu cuerpo, yo regreso al mío, tu mamá vuelve a la normalidad,
finalmente me regresas mi medallón y olvidamos que esto sucedió, no tengo la
intención de vivir la vida de alguno de ustedes, estoy seguro de que con el
medallón puedo conseguir un mejor cuerpo- Era un buen trato, al verlo sin intentar nada extraño,
accedí a su idea, me despoje de la escoba, baje a la recámara de mamá, iba a
buscar algo que ponerme para acompañar al hombre hasta el hospital y acabar con
todo esto.
Estaba frente al closet, decidiendo que ponerme, había
tanta ropa, intentaba ponerme algo sencillo, mientras observaba cada prenda
deslizándola una a una por el tubo que soportaba los ganchos de las cuales
colgaba, no tuve el suficiente cuidado de cerrar la puerta mientras me vestía,
sin darme cuenta el tipo estaba justo detrás de mí, sentí su espiración muy
cercana al oído, el sujeto me pregunto -¿Te masturbaste en el cuerpo de tu
mamá? No lo tomes a mal niño, yo lo hice y fue la mejor experiencia que haya
vivido- me
pareció bastante grotesco el comentario, expresarse así del cuerpo de mamá me
molesto, aunque debía admitir que tenía razón, ignorándolo continúe buscando
algo de ropa adecuada. Justo cuando tenía un pantalón deportivo, el tipo
recargo su cuerpo en mi espalda, sentí el pene de mi verdadero cuerpo en las
nalgas del cuerpo de mamá, estaba tieso mi pene, contrariamente a lo que podía
pensarse, el sentir mi propio pene, me produjo una extraña sensación, un
extraño reflejo hizo que restregara las nalgas del cuerpo de mamá sobre aquel
miembro duro, hacia un movimiento de arriba abajo, rosándolo, era cómo si mi
cuerpo actuara por su propia cuenta, comencé a perder el control, un insaciable
deseo de tener ese pene dentro de mí me enloqueció, gire rápidamente para
quedar de frente a mi verdadero cuerpo, inmediatamente estando frente a él,
este se acercó más, poniendo mi pene sobre la vagina de mamá, al sentirlo
firme, duro, grande, la razón me abandono completamente, a como diera lugar
tenía que sentir ese pene dentro, empuje al sujeto hacia atrás, dejándolo
costado sobre la cama, sin dudarlo me arroje encima de él, cómo desesperado le
baje el cierre del pantalón, quería arrancarle la ropa, fue sencillo hacerlo,
de un tirón le había quitado el pantalón al igual que los calzoncillos.
El simple hecho de mirar mi propio pene erecto, creo
en mi una sensación fantástica, era cómo si miles de impulsos cruzaran por cada
terminal nerviosa de mi cuerpo, sus manos comenzaron a acariciarme las piernas,
la cara interna de los muslos y llegó a mi entrepierna., separó mis muslos,
pasaba su palma de arriba hacia abajo, encerraba mi vagina en su mano y
apretaba, viendo como mis ojos se humedecían más y más al sentir esa descarga
eléctrica, su propósito era calentarme al extremo, que yo llegara al delirio
con sus caricias.
Nunca creí que el cuerpo de mamá fuera capaz de dar
tanto placer junto, continúo acariciando la vagina de mamá, con la diferencia
de que ahora sus dedos se hundían en la carne de la vagina, sentía como sus
uñas cortísimas me arañaban muy despacio, como presionaba con la punta de sus
dedos tratando de meterse en ella, pero no, sólo seguía excitándome.
-¡¡Estás mojada!!-, decía suavemente, casi
susurrándome y era cierto, hacía rato que había sentido como me estaba
humedeciendo y ahora él lo podía comprobar al sentir la humedad, sin espacio
para dudas me monte sobre aquel pedazo de carne, sentía como los muslos del
cuerpo de mamá estaba totalmente mojados, por la humedad que salía de su vagina
y escurría por las piernas, colocó la punta de su pene sobre los labios de la
vagina, acarició la zona con él y de una sola vez, dejó que se deslizara
dentro, de un solo y seco empujón se metió en mí.
El empujón me arrancó un pequeño quejido de dolor,
pero rápidamente dejó paso a la sensación de querer retenerlo dentro, dejé que
el instinto me guiara una vez más y comencé a moverme, a seguir el ritmo de sus
embestidas, de sus entradas y salidas.
Al sentir mi
propio pene penetrándome, una inimaginable cascada de sensaciones se apoderaron
de mí, cada extremidad del cuerpo de mamá se estremeció, sin duda era lo más
delicioso que había sentido en la vida, instintivamente comencé a realizar
movimientos de arriba abajo, el simple hecho de sentir lo duro del miembro
desataba en mí una especie de desesperación anhelando sentir cada vez más
fuerte y profundo el pene, era imposible de creerlo, estaba en el cuerpo de
mamá teniendo relaciones con mi verdadero cuerpo.
Empecé a realizar movimientos más bruscos, más rápidos, los gemidos escapaban
involuntariamente de mi boca, de alguna manera sabía que lo que hacía era una
aberración, pero no podía parar, no en ese momento, quería más, podía ver la
expresión de mi verdadero cuerpo, sin dudas también lo estaba disfrutando, sin
poderme detener decidí que gozaría del momento, justo al tomar la decisión, mi
verdadero cuerpo llevo sus manos hasta los pechos del cuerpo de mamá
apretándolos, masajeándolo, las sensaciones se multiplicaban
extraordinariamente, es cómo si no existiera un límite para el gozo que estaba
experimentando.
Sentir su pene friccionando las paredes de mi vagina
ante cada entrada y salida me enloquecía, el ruido del flujo absorbiendo mi
propio miembro era delicioso, sentía que dentro de la vagina había zonas que su
pene rozaba que me estaba enloqueciendo. Con sus manos separaba más y más mis
piernas, elevaba mis caderas hacia él y me penetraba más y más. Instintivamente
coloqué mis piernas alrededor de su cintura y ese movimiento me dio más placer.
Sin saberlo, contraje naturalmente los músculos
internos de mi vagina y encerré dentro de mí el pene y parece que eso lo
transportó, porque escuché que me decía que eso le fascinaba, que no lo dejara
salir, que lo apretara más y así hice, encerré su pene cada vez más,
dificultando así las salidas y las entradas, para que el roce fuera más
intenso.
Cada vez que el sacaba el pene para acariciar el
clítoris con su punta, sentía que miles de rayos me atravesaban el cuerpo y le
pedía que volviera a meterlo, que me llenara cada rincón.
El cuerpo de mamá estaba ardiendo, comencé a divagar,
paso por mi mente el querer que ese deleite jamás terminara, la voz que se
escapaba del cuerpo que ocupaba, me excitaba más y más, pronto una idea invadió
mi mente -Sí me quedo en el cuerpo de mamá podría
disfrutar de esto por siempre-
Nunca había estado con una chica cuando tenía mi
cuerpo de hombre, no sabía que era tener sexo siendo hombre, lo que estaba
experimentando era sin dudas mi primera relación sexual, estaba convenciéndome
que no quería experimentar otra cosa, quería quedarme con el cuerpo de mamá;
mientras pensaba, aquel tipo me giro bruscamente poniéndome boca arriba, en un
abrir y cerrar de ojos, estaba sobre mí, ahora él controlaba el ritmo, la
fuerza, la profundidad, el bombardeo de emociones borro todo rastro de cordura,
comencé a hablar en voz alta, -Más,
más fuerte, no pares, sigue, ¡sigue!, no te detengas… ¡me quedare en este cuerpo! ¡Sigue! -
Miraba mi verdadero cuerpo, sonreía, le era igual de
placentero aquella mecánica corporal; Lo que siguió me hizo confirmar que
deseaba quedarme con el cuerpo de mamá, decidí desde ese momento que me
convertirá en Araceli. Cuando ninguno de los dos pudo más, cuando el estallido
era inevitable sacó su pene de mi vagina y estaba dispuesto a terminar sobre mi
vientre cuando de pronto, sin saber cómo, me encontré con su pene entre mis
manos, queriendo beberme su semen sin vergüenza, sin pudor, sólo por el mero
hecho de darle el último segundo de placer.
Así, sin más ni más, coloqué nuevamente su pene dentro
de mi boca y solamente acariciando su punta con mi lengua, logré que su semen
se esparciera por mi paladar y el contacto de su leche con mi lengua me llevó a
un placer sin límites.
Terminamos empapados, no tengo idea cuanto tiempo
transcurrió, eso era lo de menos, estaba recostado descansando, el sujeto me
abrazaba por la espalda, sin decir nada el tiempo paso, en breve comenzó a
roncar, se había quedado dormido, me sentí feliz, cerré los ojos y me quedé
dormido.
Algo me sacudió levemente, abrí los ojos lentamente, algo o alguien estaba frente a mí, conforme abría los ojos pude percatarme que era mi verdadero cuerpo, estaba encima de mí, sonriéndome, algo aturdido, intente levantarme pero me fue imposible, el peso de mi verdadero cuerpo evitaba que lograra incorporarme, lo mire fijamente a los ojos, tenía una extraña mirada, llevo su mano hasta su boca, con la lengua remojo sus dedos, llevando hacia abajo la mano, inicio un suave masaje en el clítoris, se remojaba continuamente los dedos, cada vez que llevaba su mano hasta mi vagina me hacía sentir nuevamente excitado, sin darme cuenta otra vez teníamos sexo, ¿Cuántas veces lo repetimos? no lo sé, pero cada vez lo disfrute más.
Al terminar con aquella desenfrenada histeria erótica,
nos encontrábamos acostados uno al lado del otro mirando hacia el techo de la
recamara, lo único que pasaba por mi mente era el cómo comenzaría a vivir en el
cuerpo de mamá, de pronto el sujeto a mi lado interrumpió mi debate mental,
-Sé que
te gusto, se que has decidido quedarte en el cuerpo de tu madre, pero tengo una
propuesta para ti- ¿Qué
podía proponerme? fui presa de la curiosidad, estaba dispuesto a escucharlo,
girando lentamente mi cabeza para poder verle la cara, le pregunte -¿Qué propones?- el hombre esbozo una pronunciada
sonrisa y contesto -Es
maravilloso el sexo, pero no pretendo quedarme en tu cuerpo hijo, mi propuesta
va más allá, cuando estuve en el cuerpo de tu mamá pude ver en sus pensamientos
que tienes un padre que se largó con una zorra, tu padre tiene un buen puesto y
la mujerzuela que es su pareja es mucho más joven que tu madre, además de tener
un mejor cuerpo, ¿No te gustaría qué cambiáramos de cuerpos con ellos? así podríamos probar el sexo en otros cuerpos y
repetirlo cuantas veces queramos sin caer en una extraña relación de madre e
hijo? además sería un buen desquite por todo lo que te ha hecho tu padre,
también sería buena idea regresarle a tu madre su cuerpo- su idea por grotesca que sonara, me
pareció atractiva, si había decidido quedarme en el cuerpo de una mujer, sería
mejor hacerlo en otro cuerpo que no fuera el de mamá, además me vengaría de mi
papá, definitivamente cooperaria con el gordo.
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