CAPITULO XI (Acto final)
El fracaso de intentar verificar si las memorias de Carolina continuaban en el medallón, no solo trajeron consigo una enorme desilusión, sino también algo que era aún peor. El nulo accionar del objeto, fue el preámbulo de una de las funciones menos imaginadas por mi parte de aquel artefacto. Sin tiempo para comprender lo que sucedió, el medallón se activó por sí mismo, como si fuese manejado a remotamente, efecto semejante como sucedió cuando la piedra se tornó amarilla, su brillo ahora era diferente, giro hasta ponerse en un modo que no había visto antes; la piedra se tornó blanca, brillante como una perla, los mecanismos de los anillos giraron vertiginosamente al grado que elevo la temperatura del objeto provocando que lo dejara caer al piso.
A pesar del golpe que recibió, el medallón continuo
con su funcionamiento, mientras que la piedra al centro brillaba cada vez más.
Como pude tome algo de ropa para cubrir mis manos y poder tomar de nuevo el
artefacto, pesé a mis esfuerzos fue inútil detenerlo. Los anillos se pararon en
seco, mientras que el resplandor de la gema era para ese momento tan
deslumbrante que impedía mirarla directamente. Un “click” marcaba la activación
de aquel modo, un fuerte empujón me llevo al piso y después de eso la luz
termino por cegarme por completo.
Desperté con un fuerte dolor de cabeza, acompañado de
una increíble debilidad en mis extremidades. Abrí poco a poco mis ojos, era
insoportable el brillo del medallón, pasaron varios minutos para que dejara de
resplandecer; para cuando finalizo, todo fue más claro. Frente a mi pude ver el
cuerpo de Carolina recostado. Al igual que yo, comenzaba a despertar, lo
primero que hice fue intentar moverme, no obstante, estaba atado, el peso extra
en mi pecho y el cabello negro y largo, indicaba que definitivamente estaba en
otro cuerpo. En cuanto me fue posible mire a mi alrededor, el cuerpo de papá y
mi verdadero cuerpo también comenzaban a incorporarse, eso quería decir que mi
alma estaba en el cuerpo de mamá.
Respiraba agitadamente, eso no podía estar pasando, volví
mi mirada hacia el medallón, necesitaba tomarlo nuevamente, no sabía que estaba
sucediendo, pero inmovilizado poco podía hacer. Forceje vanamente, no podía
liberarme de las ataduras, en tanto veía a los demás incorporarse, aunque
evidentemente desorientados. El primero en reaccionar completamente fue mi
verdadero cuerpo y lo primero que hizo fue sorprenderse por la situación, miro
para todas partes y al ver a Carolina corrió rápidamente hacia ella intentando
despertarla desesperadamente, Carolina movió un poco su cabeza hasta que pudo
recuperar la vertical.
“Nico ¿qué sucedió? ¿Por qué estamos
desnudos?” más allá de la reacción de
Carolina, la respuesta de quien estaba en mi verdadero cuerpo me indico lo
peor: “¿Qué
dices? ¿yo no soy Nico idiota, soy Carolina? ¿Quién eres tú? Respóndeme rápido
¿Por qué tienes mi cuerpo?” Era indudable, Carolina residía dentro de mi verdadero
cuerpo y mamá en el cuerpo de Carolina ¿entonces quien tenía el cuerpo de papá?
Desesperado por aquellos eventos, realice un sobre esfuerzo por liberarme al
grado de golpearme fuertemente la cabeza contra uno de los muebles y perdiendo
por completo la conciencia.
Desperté con un fuerte dolor de cabeza y mi visión era
borrosa, intenté moverme un poco, me di cuenta que estaba acostado en uno de
los sofás de la estancia, cubierto por una manta; me quejé un poco del dolor
que sentí en uno de mis costados y en la cabeza, esto llamo la atención de las
dos personas que discutían en un cuarto contiguo. Tan pronto se percataron que
estaba despierto, el cuerpo de Carolina fue el primero en aproximarse hasta
donde yo estaba.
El cuerpo de Carolina me miró fijamente “Haz despertado ¿Eres tú Nico? ¿Te
encuentras bien?” Me
levante empujando un poco a mamá; mire a todos lados desesperadamente buscando
el medallón, pero ya no se encontraba en el lugar dónde lo deje caer. Volví mi
cabeza hacia mamá “¿Dónde
está el medallón?” El rostro de la pelirroja sólo hizo una mueca “Tranquilo, necesito que te sientes,
debemos hablar” Esa mujer no comprendían mi desesperación,
no era posible que despareciera el medallón, era peligroso porque sólo otra
persona conocía los secretos de ese objeto, sujeto que no pude ver en por
ningún sitio.
“No, necesito el medallón ahora” momentos después de terminar de decir eso,
sentí un fuerte empujón hacia abajo, lo que me obligo a sentarme, era mi
verdadero cuerpo que me sometía. “Escucha bien, necesitamos que te calmes y nos
pongas atención” Gire mi
cabeza para poder verlo mejor, a pesar de mis esfuerzos, mis fuerzas eran insuficientes,
sin más remedio tuve que dejar de luchar, sin embargo, continuaba moviendo mi
cabeza en un último intento por indagar el paradero del medallón.
“Quiero que te calmes, paso algo que puede
asustarte, sé que puede parecerte extraño pero las cosas no son lo que parecen,
nos sucedió algo terrible, algo que no podemos explicarnos pero que es
innegable”.
Mientras trataban de explicarme de la manera más sutil lo que había sucedido,
no dejaba de estar intranquilo, solo tenía en mente que pasaría si el gordo se
apoderaba del medallón. “Por favor escucha, quiero que mires tu cuerpo para que me entiendas,
hazlo despacio, no te levantes y por favor tómalo con calma”. Desesperado por tanta
pasividad, dije de inmediato “Ya sé que estamos en cuerpos diferentes, soy Nico
mamá y estoy en tu cuerpo, tú en el de Carolina y Carolina en el mío… ¿dónde
está papá?”.
La respuesta a mi pregunta fue de inmediata “¿Tú papá? no lo sabemos, sólo
nosotros tres estábamos aquí cuando despertamos, hemos intentado comunicarnos con
él a su teléfono, pero no nos contesta … ¿por qué debería estar tu papá aquí?
Por favor tranquilízate, sé que es muy difícil pero debemos mantener la calma,
no vamos a arreglar nada perdiendo la cabeza, seguramente tu papá debe estar en
su casa”. Eso no
podía ser posible ¿cómo podía ser eso? Enfurecido pregunte nuevamente por mi
medallón, Carolina me pidió con un tono más agresivo que me tranquilizara de
una vez por todas “La
situación no está para que enloquezcas niño” mi enojo me orillo a reclamar “No lo entienden, papá debería
estar aquí y necesitamos encontrarlo lo más pronto posible… ¿Cuánto tiempo
llevo inconciente?” Era prescindible conocer cada detalle sucedido durante mi estado
inconsciente “Media hora
aproximadamente”.
No entendían lo importante que era conocer su
paradero, en un sobre esfuerzo me levante y corrí hasta el lugar donde deje
caer el medallón, busque en el piso, en todas partes, no obstante, no pude
hallarlo. Suplique porque me dijeran el paradero del medallón, pero mis
esfuerzos fueron inútiles, evidentemente no sabían nada. Mamá me tomo del brazo
y me pidió tranquilizarme una vez más, tenía en sus ojos lágrimas, quería
hablar conmigo a solas. Yo no podía pensar en otra cosa que no fuera el
medallón.
Empuje a mamá y corrí hasta la puerta, pero antes de
llegar, Carolina me detuvo, llevándome hasta una silla y con gran fuerza me
sometió, sin más remedio para mamá, terminaron atándome a ella. Estaba perdido,
mi temor más grande era que el gordo estuviera en el cuerpo de papá y hubiese
escapado con el medallón. Me agitaba en la silla, exigiéndoles que saliéramos a
buscar a papá, pero todo mi esfuerzo fue en vano. Grite que me soltaran,
habíamos perdido mucho tiempo en esperar, no obstante, y después de una
acalorada discusión entre ellas, decidieron dejarme atado a la silla y me
amordazaron porque para ellas estaba fuera de control. Inmovilizado
completamente sabía que todo estaba perdido, a pesar del odio que se profesaban
entre ambas, cooperaron para controlar la situación de mejor manera, las
primeras versiones de lo que debíamos hacer en ese caso era guardar la calma e
intentar averiguar primero que había sucedido, ya que exponer nuestro caso de
inmediato a alguna autoridad no haría más que empeorar la situación ¿Quién creería
eso?
Hicieron varios intentos por comunicarse con papá, yo
sabía que era inútil, pero en mi estado era imposible hacérselos comprender.
Hablaban de lo que debían hacer, cada propuesta terminaba siendo descartada,
temían que las acusasen de locura, cualquiera lo haría. Estuvieron hablando
aproximadamente hora y media, cada minuto perdido podía ser la diferencia entre
solucionar nuestra situación o definitivamente empeorarla. Al final discutieron
de una manera airada, Carolina era la que alzaba más la voz, mientras que mamá
trataba las cosas con mayor calma.
Seguramente para Carolina era un horror estar en mi
verdadero cuerpo, siendo ella una mujer espectacular, eso debía ser traumático,
no la culpo por su sentir. Mamá me miro y le pidió a Carolina que llevaran la charla
a la cocina. Las escuche discutir un poco más fuerte, para ese momento, ya me
encontraba demasiado agotado para tratar de liberarme, incluso sentía mucho
dolor en mis muñecas y tobillos. Mientras me hacía consiente de mi dolor, vi
salir mi verdadero cuerpo al jardín, en tanto mamá en el cuerpo de Carolina se
acercaba para intentar hacerme consiente que debíamos estar tranquilos.
Cansado, ya no forcejeaba más, me ofreció liberarme si
prometía estar tranquilo, a lo que asentí afirmativamente. Era mejor estar
libre que atado, quizás podía escaparme en uno de sus descuidos, por lo que me
comentaba ellas aseguraban que eso sucedió cuando Carolina llego a recogerme
para llevarme a la casa de papá, justo en el momento que el gordo y yo nos
encargamos de sus cuerpos, para ellas todo ese tiempo transcurrido estuvieron
inconscientes. Justo al acercarse para liberarme, Carolina regreso, mamá giro
su cabeza suspendiendo mi liberación. Carolina le pidió tratar algo urgente que
no podía demorar.
Mamá un poco desconcertado regreso a la cocina,
estuvieron hablando en voz baja por un rato, después de eso hubo silencio. Fue
demasiado tiempo el que trascurrió sin señales de ambas. Trataba inútilmente de
escuchar hasta el más mínimo sonido; entonces escuche un fuerte golpe en una de
las alacenas, seguido por varios más de proporciones similares. Eso me devolvió
la voluntad para intentar nuevamente liberarme, antes de retomar mi esfuerzo
escuche la voz del cuerpo de Carolina gimiendo ¿qué estaba sucediendo?
El ruido ceso un poco, todo volvió a estar en
silencio, estuve expectante hasta que vi salir de la cocina a mamá desnuda,
retrocediendo pausadamente como tratando de evitar darle la espalda a algo,
entonces mi verdadero cuerpo salió de la cocina desnudo. Mamá levantaba sus
manos como si tratara de defenderse, pero era inútil, ya que mi verdadero
cuerpo se abalanzaba sobre ella, tirándola en el suelo y dejándola
inconsciente. Podía ver todo desde donde estaba sentado, sólo sentía como se
pandeaba la silla reflejo de mis esfuerzos por desatarme.
Mi verdadero cuerpo continuaba encima del cuerpo de
Carolina, vi claramente como intentaba masturbase, hasta que logro tener
completamente rígido el pene. Se levantó y acomodo el cuerpo de Carolina a
manera que estuviera su rostro justo frente al miembro de mi antiguo cuerpo;
abrió la boca de Carolina comenzó a meter una y otra vez por aquel orificio, lo
hacía frenéticamente de vez en vez y, hasta que lo hubo sentido totalmente
húmedo, cambio su posición, recostando el cuerpo de Carolina en el suelo y
levantando sus dos piernas para exponer su vagina, en la cual sin reparo alguno
metió bruscamente su pene, eran fuertes las embestidas, sólo podía escuchar el
jadeo y el choque entre cuerpos.
Aquel sujeto se inclinó un poco más con dirección al
rostro del cuerpo de Carolina y comenzó a besarla, sin sacar su miembro de la
mujer, la acomodo recostándola de costado con y con una de sus manos levanto
una pierna de aquel cuerpo inmóvil para volver a un ritmo continuo de entradas
y salidas. Nuevamente sin sacar su pene del cuerpo del Carolina, cerro sus
piernas y la acomodo en la postura del misionero, comenzó con un movimiento
lento, mantuvo ese ritmo por solo unos cuantos minutos. Después de lamerle los
pezones, se levantó y cual malabarista y con ayuda de cuanto encontró en a su
alrededor coloco en cuatro a la mujer, a la orilla del sillón, inicio por
agarrarle las nalgas y abrirlas, de vez en vez le daba algunas nalgadas.
Con su miembro bien parado, quien manipulaba mi
verdadero cuerpo, lo introdujo violentamente y sin premura, los pechos del
cuerpo de Carolina empezaron a rebotar y a chocar contra el asiento del sofá,
en un cambio de postura, tomo una de las manos de la chica y la llevo hacia
atrás eso obligo a que su cara quedará sobre el asiento, de inmediato tomo de
la otra mano y listo con aquella maniobra, las jalando hacia él mientras seguía
metiendo y sacando su pene. Parte del torso de Carolina se elevó tan solo un
poco, podía ver con claridad como rebotaban sus pechos pegándose entre ellos.
Recostó el cuerpo en el suelo y seguía tocándolo,
metía y sacaba sus dedos de la vagina, paseaba por el clítoris y con su lengua
lamia sus senos. Se puso arriba del cuerpo de Carolina nuevamente y abrió sus
piernas, metió su miembro y llevo sus piernas otra vez, justo como de inicio
hacía la cara del cuerpo inerte de la mujer, abriéndolas un poco, la punta de
aquellos pies estaba casi a un costado del inexpresivo rostro de la chica; él
se agacho para besarla. Después de un rato bajo las piernas del cuerpo de
Carolina de la posición en que estaban, entonces algo paso, los movimientos se
aceleraron y el cuerpo de Carolina se retorció, deba la impresión de que había
recuperado la conciencia, pero nada más falso que eso, ese espasmo no hizo más
que liberar una tremenda cantidad de fluido, una y otra vez y al unísono el
cuerpo de retorcía.
Era espectador de una violación y a pesar de que lo
hice yo mismo en contadas ocasiones con los cuerpos de Carolina y mamá, me era
aberrante ser testigo de aquello, sólo en ese momento caí en cuenta de mis
terribles actos. Pasaron varios minutos hasta que mi verdadero cuerpo levanto
la cabeza como mirando el techo y dejo salir un grito, había terminado.
Permaneció así por algunos segundos, hasta que se levantó y tomo el cuerpo de
Carolina de los pies y la arrastro de regreso a la cocina. Posteriormente de
eso escuche algunos ruidos de trastes y el arrastre de unas sillas.
Inquieto por la tranquilidad precedida, pensé en tanto
que era muy probable que el gordo hubiera tomado mi cuerpo y atacado cuando
estábamos más vulnerables, lo que me hizo pensar que era yo el siguiente en
ajustar cuentas con él. No obstante, nada de eso sucedió, pasó una hora o dos,
no lo sé para que volviera a escuchar ruidos desde la cocina, la voz de mi
verdadero cuerpo y la del cuerpo de Carolina se quejaron un poco. Vi salir
juntos aquellos cuerpos, cada uno tomándose de la cabeza, además sus pasos eran
trastabillantes.
Poco paso para que entablaran comunicación “Qué paso Carolina ¿por qué me
atacaste, ¿qué sucede contigo?” dijo el cuerpo de Carolina, “No lo sé, nunca te ataque, me
desmaye en el jardín, pero no sé porque desperté tirada en el suelo de la
cocina” Eso era una mala señal, no había
cohesión en los hechos “Tú me atacaste y me arrojaste al piso, me golpe y no recuerdo más” mi antiguo cuerpo miraba incrédulo al de Carolina “Ya te dije que no fue así,
debiste caer y tener un sueño, yo estaba afuera” La respuesta a tantas incongruencias era
una sola, alguien más se apodero del que fuera mi cuerpo para realizar ese
ataque y sé bien de quien se trataba, la pregunta era alguna de esas personas
fingía.
Charlaron nuevamente, intentando unir las piezas de un
rompecabezas que les era incomprensible, por mi parte cada vez estaba más
ansioso, agitándome en la silla bruscamente, El cuerpo de Carolina me miro y me
dijo “Nico,
cálmate hijo por favor, si no te tranquilizas no puedo soltarte es importante
que guardes la calma, no compliques más las cosas” Eso me preocupo, si mamá seguía
en el cuerpo de Carolina, entonces el atacante seguía en mi cuerpo. En tanto
pensaba eso, mi viejo cuerpo se aproximó al teléfono y marco un número, espero
un momento y se dirigió de palabra a mamá “Sigue sin contestar, creo que estuvimos
inconscientes casi una hora, talvez un efecto secundario, aunque seguimos en
cuerpos distintos”.
Terminando de decir eso, se acercó a mi “Niño, deja de mover esa silla,
me duele demasiado la cabeza como para que tu sigas fastidiando con eso, además
no sé qué le pasa a tu cuerpo, esto entre mis piernas está que arde, eres un
lujurioso”. No
entendía que sucedía, era como si realmente estuvieran estado inconsciente,
entonces algo más sucedió, El teléfono sonó de repente, mamá en el cuerpo de
Carolina contesto, el rostro del cuerpo de Carolina lucia más y más angustiado.
Al colgar, nos miró “Tu papá tuvo un accidente, lo atropellaron hace una hora, está en el
hospital, afortunadamente llevaba consigo una identificación, así nos
localizaron, necesitamos ir”.
Ambos cuerpos se miraron entre sí, discutieron acerca
de eso, desgraciadamente entre sus planes no estaba liberarme, no podían
acordar cual debía ser su proceder, repasaban la situación una y otra vez,
concluyeron que no podían dejar así a papá y que de cualquier manera
depositaban toda su fe en que papá podría ayudarlas, así que por segunda vez
acordaban que era necesario atender esa emergencia para después concentrarse en
algo que definitivamente no estaba en sus manos solucionar. Escucharlas hablar
de esa manera, solamente hacían que mi estado empeorara ¿qué podían hacer ellas
para ayudar a papá? No era lógico, ¿Acaso el gordo huyo en el cuerpo de papá y
se accidento o fue algo que el planeo? No debíamos separarnos.
Intente hablar, necesitaba que me escucharan, pero mi
desesperación no hizo más que asustarlas y acordar mutuamente que más que
serles de ayuda podía provocar otro accidente, así que mamá se acercó hasta mí
y con lágrimas en los ojos me pidió perdón, por lo que hacía, pero era
extremadamente urgente atender la situación de papá. En tanto, Carolina la
arengaba para que se apresurasen, debían salir lo más pronto posible y sin más
reparos salieron a toda prisa dejándome atado y amordazado como ya había
permanecido por horas.
Las fuerzas me abandonaron, había luchado durante
varios minutos por liberarme. Mamá y Carolina salieron rápidamente después de
la llamada y pasó sólo una hora desde que partieron. Agotado, deje caer mi
cabeza un poco, solo me limite a mirar mi cuerpo o mejor dicho el cuerpo de
mamá. Inmerso en mis pensamientos, escuché la puerta del jardín abrirse, vi
entrar a una mujer, tan sucia como harapienta, desconocida para mí por
completo, me miró fijamente y sonrió, mostrándome sus pocos dientes podridos.
Se acercó un poco más para retirar la mordaza de mi boca “¿Sabes quién soy?” Estuve callado por unos
minutos, todas las variables imaginadas apuntaban a ser de quien más temía en
ese momento “Héctor
¿es así?”.
La anciana soltó una carcajada tan estridente que
podía resonar en la planta alta “Qué poder de deducción tienes Araceli… espera,
aunque te ves como Araceli, seguro eres alguien más. Déjame ver si estoy de
suerte ¿Extrañas esto niño?” En un movimiento lento, saco el medallón de entre sus ropas.
Reaccionando a aquel acto, forcejee contra mis ataduras, intente liberarme con
todas mis fuerzas disponibles, tal sacudida me hizo caer al piso, detonando la
risa desenfrenada de la anciana. “Sabes una cosa niño, es horrible estar atrapado en un
lugar tan tétrico como lo es el interior del medallón, pero no te preocupes,
tengo otros planes para ti”.
Era el gordo y estaba completamente a su merced “Tengo una sorpresa para ti,
estuve pensando de camino hasta aquí como podía equilibrar las cosas, sé que te
has divertido mucho, creo que ahora me toca a mí… pero ya me aburrí de tu
familia, así que digamos que la dejaré en paz, sólo quiero un recuerdo, es un
buen trato ¿no?” mientras decía todo aquello, el
infeliz regreso a la entrada, llevaba consigo un saco que se agitaba
desenfrenadamente, arrastraba aquel bulto con ayuda de un lazo, mismo que
mantenía cerrado el saco.
“Mira niño, no soy alguien rencoroso te
daré un mejor cuerpo”. Entonces tomo el medallón y lo coloco encima del saco, de inmediato
el artefacto absorbió el alma lo que llevaba dentro, lo que provoco el cese de
los desesperados movimientos de lo que se encontraba al interior del saco,
dejándolo completamente inerte. Luche con todas mis fuerzas, mis lágrimas salían
y me lastimaba las muñecas, era inevitable. Al legar hasta mí, se hinco para
después tomarme los pechos con sus manos, masajeándolos bruscamente y en un
movimiento repentino puso su mano entre mis piernas, restregándola por encima
de mi pantalón; sonriente me dijo “Este es el recuerdito que me voy a llevar, sabes… me
gusta el cuerpo de tu mami, creo que le daré un mejor uso, bueno, por lo menor
por algún tiempo”, Llevo
el medallón a mi pecho y lo activo.
Desperté con un fuerte dolor de cabeza, justo como la
primera vez, aún estaba inmovilizado y peor aún todo era oscuro. Luché una y
otra vez para liberarme, de improviso sentí un fuerte golpe en mi costado
derecho, seguido de una voz que conocía bien, era mamá “Nico, Nico, muchacho,
despertaste, que buena señal, creo que fue un buen experimento. Siento decirte
que, aunque me gustó mucho pasar tiempo contigo es hora de marcharme, espero
que te guste tu nueva vida, por cierto, me encargue del cuerpo de la indigente
que tome prestado, ya sabes, no quería que te preocuparas por deshacerte de él
y no te preocupes el cuerpo de tu mami, lo cuidaré bien”.
Tan pronto termino de burlarse, sentí como me
arrastraba, golpeando en repetidas ocasiones con los cambios de dirección y
nivel del piso. Escuche el portón de la casa azotarse, continúo arrastrándome
unos cuantos metros hasta que me recargo contra una pared “Regreso en un momento” Transcurrieron varios minutos
hasta que volví a escuchar la voz del cuerpo de mamá “Listo niño, las cosas se
pondrán muy calientes en tu casa” Rápido advertí un profundo olor a quemado casi
asfixiante, acompañado de un sin número de crujidos. Me arrastro por lo que
consideré varias calles para alejarnos “Nico, mi niño, todo está resuelto, no
tendrás que ir con tu papá, ni seguir decepcionando a mami, es más,
oficialmente mami murió en un incendio. Mira Nico, nadie extrañara una indigente
y menos si creen que es tu mamita. Entonces, aquí es dónde nos despedimos, fue
un placer hacer tratos contigo y, por cierto, gracias por enseñarme los límites
del medallón, bien dicen que echando a perder se aprende, no hay que ser
avariciosos”.
De un momento a otro dejo de arrastrarme y al parar
aquel movimiento también deje de percibir sus pasos y su voz. No tengo idea de
cuánto tiempo estuve atrapado en aquel saco, pero podría asegurar que fueron
horas, sin remedio el cansancio me derroto y me quede completamente dormido.
Cuando abrí los ojos de inmediato percibí el frío del piso, sentí que ya nada
me aprisionaba e intenté levantar, pero algo extraño sucedió, no podía hacerlo.
Sentí mi respiración agitada, me desesperé, mi cuerpo no reaccionaba como lo
deseaba y entonces al querer gritar sólo surgió de mi garganta un ladrido. Todo
quedo en silencio después, gire mi cabeza para ver mi cuerpo y en cuanto mi
vista se aclaró una enorme trompa obstruía un poco mi visión, me había
convertido en un perro.
Los días pasaron, a pesar de mis esfuerzos por
comunicarme fue imposible hacerlo, no comía y me sentía cada vez más débil.
Tirado en aquella celda me limitaba a pensar en todo lo sucedido, lo que se
había convertido en una promesa de mejor vida, ahora era la peor situación,
inimaginable aun para la mente más torcida. Creo ya no importa mucho lo que
pudo suceder con mamá y papá, en este momento me encuentro con otros perros y
aunque luchamos por huir, todo es inútil. Nos han llevado hasta un enorme
cuarto, nos mojaron por completo con una manguera que arrastra un tipo sucio
por cada rincón, estamos confinados entre cuatro paredes, yo no lucho más,
estoy tan débil que ni siquiera me puedo levantar, sé que sucederá, sólo espero
a que aquel sujeto de sonrisa impaciente deje caer los cables que sostiene al
piso mojado.
FIN
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