CAPITULO XI (Venganza)
La temperatura en el ambiente era de alrededor de
treinta grados, sinceramente para mí era aún más elevada, estada ardiendo en el
cuerpo de Carolina, estuve posando frente al espejo, trataba de mirar mi
espalda y mis nuevas nalgas, no perdía de vista mis hermosos ojos azules, el
peso extra de mis pechos me sacaba un poco de balance, me tomo algo de tiempo
acostumbrarme, tomé la ropa interior de mamá y la probé en el cuerpo de
Carolina. El sentir un poco más ajustada la lencería de mamá me puso caliente,
quería masturbarme, pero esta vez buscaría algo que me ayudara a experimentar
algo nuevo, estuve examinando algo que me ayudara en el cuarto de mamá, supuse
que tenía escondido por alguna parte un consolador.
Esculcando en la cómoda encontré en un cajón una bolsa
negra "bastante sospechosa" con una cajita adentro, mi búsqueda había
fructificado, al abrir la caja encontré un pene de quince centímetros, bastante
grueso, venoso como un pene real, lo saque, lo observaba mientras la
temperatura del cuerpo de Carolina continuaba elevándose cada vez más, al
tocarlo, al sentirlo, descubrí entonces que vibraba.
Empecé a tocar el pene como si estuviera
masturbándolo, lo chupe, lo bese, lo mame, entonces me pinche las tetas, esa
sensación me encanto, la vagina de Carolina estaba muy húmeda, perfectamente
depilada, volteaba y veía como brillaba de su humedad, prendí el consolador a
la velocidad más baja y empecé a pasarlo por todo el cuerpo, por las tetas,
labios vaginales, hasta que encontré el clítoris, me centre completamente en
él, lo estimule hasta que casi me vine, me detuve antes del orgasmo, quería seguir
disfrutando. Me acosté en la cama, abrí las piernas al máximo y puse el pene en
los labios vaginales, empecé a bombear en la entrada, lentamente, metí solo la
cabeza y lo saque, empecé el mete saca, cada vez lo metía más y lo dejaba más
tiempo dentro, despacio, lento, con ritmo, mientras que yo lo apretaba con las
paredes vaginales, ayudo bastante el haber experimentado el sexo con el gordo,
mis gemidos eran impresionantes –“¡Ah, más! ¡Así, que rico!”- era como tener mi
pene de verdad dentro de mí, pero manejándolo a mi antojo.
Mientras lo tenía dentro empecé a subir la velocidad,
lentamente, hasta que llego al máximo, lo deje así, vibraba impresionantemente,
una mano movía el pene y la otra estimulaba el clítoris, ahí logre un
maravilloso orgasmo, parecieron tres juntos; me estire, pero no saque el pene
de la vagina, seguía ahí a su máxima velocidad entonces empecé a reducir la
misma gradualmente igual que cuando la subí, entonces con una mano manipulaba
el pene y con el otro masajeaba las tetas sentí un dolor muy rico, ahí logre
otro orgasmo, mis gemidos eran maravillosos, por fin los pude gritar, grite, me
gritaba a mí mismo que era una “puta”, “una zorra”, me excitaba el simple hecho
de pensar en el cuerpo de Carolina haciendo ese tipo de cosas.
Saque el pene, lleno de jugos, lo limpie con la
lengua, lo limpie bien, lo metí en su caja y regrese todo al cajón. Me metí a
bañar, con todo lo que había pasado estaba todo sudado o en este caso sudada;
mientras me bañaba una vez más el deseo de masturbarme era prácticamente
ineludible, así que lo hice sin ningún tipo de limitación, ese cuerpo lo
necesitaba, de alguna manera me lo hacía saber cómo si lo conociera de toda la
vida, empecé a acariciarme los pezones, primero suavemente y luego más fuerte.
Los pezones estaban muy erectos, sentir mucho calor a
pesar de que la temperatura del agua que caía por la regadera no estaba tan
caliente, volví a tocarme los pechos con más energía, me acaricié las inglés suavemente y rocé una zona más caliente, estaba ardiendo
y parecía que yo tenía que apagar el incendio, empecé a moverme, me recargue en
uno de los muros flexionando las piernas quedando en una pose cómo si estuviera
montando a caballo, con una mano me
rozaba un pecho, mientras que con la otra en mi zona cada vez más caliente,
entonces con una mano me metí un dedo y lo sacaba, con ritmo acompasado, dentro
y luego fuera; cada vez más deprisa, metí dos dedos y con el pulgar acariciaba
el clítoris, mis jadeos hacían eco en la regadera, tenía tanto calor y no podía parar, estaba
teniendo un dulce e innegablemente placentero orgasmo.
Una vez que salí de la ducha, tome la ropa de Carolina
y me vestí; busque el bolso que traía cuando llego a la casa. Encontré algo de
maquillaje y con la ayuda del medallón exploré su mente para poder maquillarme,
el artefacto era de gran ayuda al momento de efectuar algún tipo de cosa que
jamás había hecho en mi vida. Tuve que utilizar el medallón para adaptarme
mejor al cuerpo de Carolina, utilizar esa ropa tan ajustada y sobre todo esas
malditas botas que me estaban destrozando los pies, sin duda alguna me tomaría
mucho tiempo adaptarme a todo eso, así que el medallón era la ruta fácil para
brincarme toda la funesta vivencia que implicaba acostumbrarme a ser mujer.
Recogí todas las cosas que llevaba Carolina, al tomar
su teléfono me di cuenta que había algunos mensajes y llamadas perdidas de
papá; basto la ayuda del medallón para conocer la contraseña y acceder al
sistema del móvil. El empleo de medallón contribuyo para sostener una breve
charla con el “viejo” y resolver sus dudas acerca de lo que ya había demorado
en regresar, sin embargo, no resulto difícil convencerlo de lo incomodo e
inconveniente que era lidiar con su exesposa.
Es difícil de explicar, pero cada vez que utilizaba el
medallón para obtener habilidades e información de Carolina, de alguna manera
comenzaba cada vez más a disfrutar el ser ella. Estuve pensando acerca de lo
siguiente que haría, en ese momento tenía dos cuerpos completamente inertes de
los cuales encargarme, sin embargo, antes tenía que ocuparme de papá, era una
situación que no debía demorar. Tenía que ajustar el plan un poco ya que el
original dependía de dos personas, pero al deshacerme del gordo debía idear
otra manera.
Pensé en llevar conmigo mi verdadero cuerpo inerte en la parte trasera del auto de Carolina, pero en realidad ese engaño no dudaría mucho y tal vez complicaría más las cosas. Mirando fijamente el cuerpo de mamá, me vino a la mente el profundo resentimiento que sentí por papá cuando estuve en el cuerpo de mamá, sabía bien que lo odiaba incluso más que yo, quizás no sería disparatado contar con su ayuda, en caso de que las cosas no funcionaran tenía la oportunidad de solucionarlo absorbiendo su alma. El plan era más efectivo con dos personas y mucho menos arriesgado, así que tenía que jugármela con convencer a mamá de todo lo que había planeado, así que a pesar que aún tenía mis dudas con el funcionamiento del medallón, intente hacer los ajustes necesarios para regresar el alma de mamá a su cuerpo.
En instante estaba asombrado de todas las reacciones
que demostraba el cuerpo de mamá, espasmos casi convulsivos estremecían su
cuerpo, incluso pude notar cómo la pálida piel de su cuerpo recuperaba un tono
más rosáceo. Al tener mi rostro justo frente al suyo, me di cuenta que poco a
poco abría sus ojos, hacia un esfuerzo por abrirlos, aunque creo que le
molestaba la luz. Boqueo un poco antes de comenzar a moverse un poco más, de
pronto abrió totalmente sus ojos y de un sobresalto se levantó aterrorizada,
tan reacción también fue acompañada por un grito ensordecedor.
Para cuando se percató de su situación, como pudo
cubrió su desnudes con sus brazos y manos, dio dos vistazos al entorno y volvió
a preguntarme -¿Qué pasa Carolina?... ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué estamos
así?- tuve que guardar silencio por un momento, sabía que sería bastante
complicado explicarle todo lo que había sucedido, además no era buena idea
confesarle de golpe que era su hijo en el cuerpo de la mujer que le quito a su
marido. Aunque antes de asegurar que era mamá y no otra persona o cosa, pensé en hacerle una pregunta que sabía que
sólo mamá pudiera contestarme -¿Recuerdas cuando dijiste que la mujer de papá
tenía las rodillas torcidas, que seguramente le faltaban dedos y me dijiste que
no me acercara porque tenía una enfermedad rara?- eso me lo había susurrado al oído el día que
conocí por primera vez a Carolina, la expresión seguida a mi pregunta del
cuerpo de mamá, fue de auténtica sorpresa, se olvidó de su desnudez.
Llevo sus manos hasta su rostro, abrió tanto la boca
que pensé que se le quedaría trabada, exhalo algo de aire -¿Nico? “dipo”…
¿Cómo… ¿Qué… ¿Qué pasa? ¿Quién eres?- mi
sospecha se confirmaba, era mamá, sólo ella me llamaba “dipo” me puso así
porque de niño no podía decir bien hipo, sólo me llamaba así en privado –“Ely”
soy Nico… toma las cosas con calma y te explico- mamá abrió enormemente sus ojos, note que
empalideció y se sentó lentamente en la cama, al parecer tenía un profundo
conflicto en su cabeza. Fue difícil al principio, le relate todo lo acontecido,
era complicado explicar todo lo sucedido, medallones, almas en cuerpos
diferentes, el tipo de la oficina, omití la parte de jugar con su cuerpo,
aunque creo que el estar desnudos no dejaba mucho a la imaginación, seguramente
sature la mente de mamá.
Pasó un tiempo en completo silencio, cómo analizando
toda aquella confusa información, sin pudor alguno se levantó, se acercó y me
dio una cachetada, después de eso me abrazo, me pidió ver en qué condiciones
estaba mi verdadero cuerpo, además deseaba mirar el medallón. La mañana se
convirtió en tarde, el tiempo voló con todas aquellas explicaciones. Mamá no
dejaba de mirarme con cierto dejo de acusación –Nico, ¿Por qué no estás en tu
cuerpo? ¿Conoces cómo funciona el medallón, no es así? - Explicarle a mamá que
prefería estar en el cuerpo de Carolina sería algo titánicamente difícil de que
entendiera, lo único que pude hacer es poner cómo pretexto era que “ignorancia”
acerca del funcionamiento del medallón y mi profundo odio hacia mi papá. Cuando
termine de explicar mis motivos y planes se levantó de la cama, me dio la
espalda y con una voz serena me pidió vestirme, teníamos algo qué hacer.
Al principio no me quedaron claras sus intenciones,
conforme pasaron los minutos lo entendí, mamá me dejaría hacer lo que tenía
planeado. Cuando comencé a vestirme, se acercó hasta mí, me toco el hombro
preguntándome -¿Es mejor el cuerpo de Carolina qué el mío?- me incomodo su
pregunta, la verdad era qué prefería el cuerpo de Carolina, supongo que mi
silencio lo dijo todo –Nico, tengo curiosidad, dime… ¿qué se siente estar en
otro cuerpo?- Era natural que preguntara, no creo que exista alguna persona que
no tenga curiosidad, gire la gema hasta el color azul, luego la tome de la mano
y acciones el medallón, otra vez todo el show de las luces de colores, la
verdad es que me estaba cansando de todo eso, al recuperar la noción, estaba de
nuevo en el cuerpo de mamá y ella en el cuerpo de Carolina.
Estaba maravillada con la mecánica del cambio, no deja
de ver y tocar su nuevo cuerpo, no se desprendía del espejo –Es increíble
“dipo” estoy verdaderamente en el cuerpo de esta zorra, no es tan diferente al
mío, pero… sus pechos definitivamente son más grandes- mamá estaba
experimentando la emoción del cambio.
Deje que disfrutara del momento por un rato, hasta que
creí prudente interrumpirla –“Ely” ¿Qué te parece?- sin voltear a mirarme me
respondió con un tono de voz alegre –Nico, esto es fantástico ¿Podemos probar
algo?... Quisiera saber que es estar en el cuerpo de un hombre- Me pareció
bastante incómoda su petición, pero era cierto, teniendo la posibilidad de
hacerlo, era justificada su curiosidad, la lleve a mi recámara, le di el
medallón y le pedí que tomara la mano de mi verdadero cuerpo y apretara los botones,
pude ver cómo era el cambio sin estarlo experimentando, por fuera no hay luces,
ni destellos, sólo un cuerpo cayendo al piso.
El estar mirando a mamá ocupando mi cuerpo e hizo
sentir extraño, el cómo se tocaba, el cómo jugaba con mi pene, era bastante
raro, no dejaba de hacerme preguntas, acerca de las sensaciones, algunas pude
contestarlas, otras sólo le recomendaba experimentar por su cuenta.
Me desespero la forma en cómo tomaba mi pene,
definitivamente lo lastimaría, así que me acerque –Te ayudo mamá, yo sé mucho
mejor cómo se hace, déjame enseñarte- justo antes de tocar mi pene, me dio un
fuerte golpe en la mano –No Nico, estás loco, no con mi cuerpo, si quieres
tocar tu propio pene, hazlo con el cuerpo de esa puta- señalaba el cuerpo de
Carolina que estaba en piso, definitivamente, era mejor estar en el cuerpo de
Carolina, sólo necesitaba una buena excusa y mamá me la dio.
Efectuando el cambio, volví a acercarme hasta mamá,
tome el pene de su cuerpo y comencé a frotarlo con mi mano, conocía perfectamente
ese cuerpo, lo que siguió no lo platicaré a detalle, mamá experimentaba lo
mismo que uno experimenta cuando está caliente,
me limitare a decir que tener sexo en el cuerpo de Carolina, era miles
de veces mejor que con el cuerpo de mamá.
Terminando con los experimentos, mamá me pidió
regresar a su cuerpo, había experimentado el sexo cómo hombre y definitivamente
le agradaba más hacerlo cómo mujer. Era ya de tarde cuando acabamos con los
experimentos, una llamada al celular de Carolina, nos hizo retomar el plan que
había elaborado, papá estaba preocupado, necesitábamos ir a su casa.
Nos preparamos para salir casi de inmediato, sonde los
pensamientos de Carolina con el medallón, mamá estaba en mi verdadero cuerpo,
le explique todo el plan, sería a más fácil hacerlo entre los dos. Al llegar a
la casa de papá, él ya nos esperaba, estaba sentado en su estudio, tuve que
utilizar el medallón para evitar el vomitar cuando papá se acercó a besarme,
con las emociones de Carolina, era más fácil lidiar con todo eso. No perdió
instante para comenzar con los reproches hacia “Nico” mamá lo hacía bien,
mientras estaba distraído, coloque la gema en color rojo, lo demás ya lo saben.
Su cuerpo quedo inerte, lo recargamos en un sillón azul que tiene junto a una
ventana.
El plan culminaba exitosamente, nunca pensé en que era
lo que proseguiría, mamá ayudo con las propuestas, me quedo claro que lo odiaba
demasiado, me pido esperar en el cuarto, salí corriendo, de regreso traía el
perro de Carolina, un chihuahua, odiaba al animal, siempre ladrando, esos
perros son demasiado nerviosos, mamá sonrió –Nico, convierte a tu papá en ese
perro- me sorprendió, mamá estaba yendo más lejos de lo pensado, al principio
me reusé, pero no le tomo mucho tiempo convencerme, basto con recordarme todos
los momentos amargos que viví con ese tipo.
Tenía una teoría acerca del funcionamiento de la
piedra roja, en primer lugar el azul intercambiaba de cuerpos a las personas,
el verde según por lo que platique con el gordo, hacía que el alma se desprendiera
e invadiera un cuerpo, tal vez por esa razón, cuando estuve por primera vez en
el cuerpo de mamá sus pensamientos me invadía al no tener el medallón, quizás
también esa era la razón de que mamá recuperara su conciencia una vez que mi
alma paso al cuerpo de Carolina. El naranja, proyectaba recuerdos y brindaba
emociones del verdadero dueño del cuerpo. Había más colores en las gemas,
descubrí junto al gordo que al presionar la piedra y girar en el sentido de las
manecillas del reloj la joya del medallón tomaba otros colores,
desgraciadamente no logramos descubrir sus funciones.
El color rojo absorbía almas, por cada vez que
despojaba un cuerpo de su alma la gema se fragmentaba en su interior, cómo si
creara un espacio para almacenar todas esas almas, cada celda originada por la
subdivisión tenía una forma peculiar, tome mucha atención cada vez que
utilizaba en ese modo el medallón, cuando lo utilice con el gordo, apareció una
figura dentro de las celdas de un tipo de estrella, con el alma de Carolina la
celda tenía la figura de una hoja, finalmente con el alma de papá la celda
obtuvo una figura cómo de una cruz, también descubrí que los botones no sólo
podían apretarse, el anillo en el que se encontraban con algo de esfuerzo podía
girarse en el sentido de las manecillas del reloj algo similar a la piedra, lo
fantástico de eso era que cada vez que giraba el anillo, una de las celdas
incrementaba su tamaño, dejándola al centro de la joya, mi teoría era que de
esa forma podía reincorporar un alma a un cuerpo, era un estupendo momento para
probar.
Absorbí el alma del canino, su figura en la casilla
era un círculo con un cuadro en el interior, gire el anillo, era momento de
comprobar mis suposiciones, “click” era alucinante, una especie de gas se
desprendía del medallón, tenía encima del perro el medallón, aquel vapor entro
por la nariz del animal, tan rápido cómo apareció.
Me levante, sostenía el medallón, lo prepare en su
modo de absorción por sí algo fallaba, el perro comenzó a contorsionarse en el
piso, mamá y yo hicimos espacio para el animal, después de unos bruscos
espasmos, el animal se levantó lentamente, parecía dopado, comenzó a hacer
extraños movimientos, callo cuatro o cinco veces, al lograse levantar y
sostenerse por un considerable tiempo, empezó a ladrarnos, eran unos extraños
ladridos, intento arrojárselos, pero con dificultades caminaba, tome el perro
por el cuello, con ayuda de mamá obtuvimos una jaula que utilizaba Carolina
para los viajes en avión, encerramos al perro, estuvimos viendo su
comportamiento, no dejaba de ladrarnos, al parecer había funcionado.
Para comprobar que tuvimos éxito, utilizamos el
medallón en el cuerpo de papá, esta vez intentaríamos meter el alma de perro al
cuerpo de papá. El experimento confirmo absolutamente todo, el cuerpo de papá
se arrastraba, gritaba palabras sin sentido, definitivamente era el método
adecuado. Absorbo el alma de animal del cuerpo de papá. Mamá y yo estuvimos
pensando en lo qué haríamos, decidimos primeramente darle una lección a todos,
decidimos comprar un par de ratas en la tienda de mascotas, meteríamos las
almas de Carolina y Daniel en cada una de las bestias, y dejaríamos sus cuerpos
en un estado vegetativo.
Regresamos por la noche a casa, con una jaula y dos
ratones blancos, primeramente con el medallón despoje a los animales de sus
almas, luego metimos las almas de eses dos en esos cuerpos de animales, estaban
cómo locos ratones, corrían y se azotaban en los barrotes de la jaula, era
divertido vengarnos de esas personas.
Subimos hasta la recámara de mamá, regrese su alma a
su cuerpo, estaba a punto de terminar con todo, enfilamos nuestro paso hacia mi
recámara, la realidad era que no deseaba regresar a mi cuerpo original, cómo
podía explicarlo, amaba a mamá, pero no dejaría que me regresara a ese cuerpo,
quería quedarme en el cuerpo de Carolina. Estando frente a mi verdadero cuerpo
mamá puso su mano sobre mi espalda y me dijo que era hora de hacerlo, estaba
decidido, gire rápidamente y le pedí que me dejara quedarme en el cuerpo de
Carolina, mamá enfureció y discutimos, no quería a que su hijo que quedara en
el cuerpo de una mujer, la discusión se alargó demasiado, al darme cuenta qué
mamá no permitiría quedarme en el cuerpo de Carolina, no me dejo más remedio
que absorber su alma en el medallón.
Esa noche tome el cuerpo de mamá e hice una llamada a
una ambulancia, ahora mi verdadero cuerpo está en el hospital con cientos de
tubos conectados, los doctores aún no se explican qué fue lo que sucedió, han
dicho que seguramente estará en estado vegetativo de por vida y qué tal vez sea
necesario desconectarlo.
Alternadamente cambiaba al cuerpo de Carolina para
encargarme del cuerpo de papá, metí en el cuerpo del viejo el alma de uno de
los ratones, era obvio que comenzaría a comportarse extrañamente, termino en un
manicomio sedado, al igual que con mi verdadero cuerpo los médicos no tienen
explicación alguna.
Me mude a casa de papá, intercalo los cuerpos de mamá
y Carolina, se podría decir que llevo una doble vida, a veces cuando estoy algo
inquieto, juego un rato con sus cuerpos, aunque paso más tiempo en el cuerpo de
Carolina. Cuando llego por la noche a casa, me despojo de toda la ropa, me
encanta andar desnuda. La ventaja de tener dos cuerpos disponibles es qué he
podido experimentar con ambos, estoy seguro que encontraré nuevas funciones en
el medallón quizás esos otros colores en la gema me sean útiles.
Algo qué me mantiene intrigado es el paradero de la
cubierta del medallón, cuando estuve con el gordo me platico que el medallón se
componía de dos partes, tenía la vaga idea de su forma, pero cuando he estado
en la oficina en el cuerpo de mamá, no logre encontrarlo, seguramente alguien
más lo tiene. No estoy del todo seguro,
pero desde el accidente aparte del gordo, el chico de limpieza no volvió a
presentarse en la oficina, algo me hace pensar que el chicho tiene algo que ver
con la tapa de mi medallón.
FIN
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