Capitulo 3 "Conociendo mi nuevo hogar"
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Me encontraba en lo que ahora sería mi casa, una sonrisa
marcaba mi rostro al saber, desde ahora todo esto me pertenecía. Mi esposo no
se encontraba en la ciudad, “Daniel” no me acordaba del hijo de Reina, ahora
sería mi hijo, no sabía si había llegado de la escuela; pero que importa no me
interesaba. Revisé la hora, me sorprendí que era la media noche, me había
tardado jugando mi nuevo cuerpo. Decidí
ir a lo que sería mi recamara, al entrar me gusto, tenía buenos gustos la
antigua dueña, nada comparado a la casa que tenía en la capital; que recordaba
gracias a sus memorias.
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Decidí quitarme toda la ropa que traía puesta, quedando
solo en ropa interior, revise entre sus cajones su lencería que contaba, me
quite la que traía puesta, estaba algo mojada por haber tenido relaciones y me
coloque una tanga, brasear de color rojo, que lucía muy atractiva. Pero solo al
verme en el espejo estaba espectacular, me colocaba en diferentes poses como lo
aria Reina, sin duda ella y yo estábamos enamorados de su cuerpo. Pero ahora ella
no se encontraba en el, por alguna razón del destino me había ofrecido la oportunidad
en ocupar su cuerpo, mentira le había robado su cuerpo, me quite el medallón y
lo guarde en un cajón de mi ropa interior, sabía que nadie metía manos en él.
Pensaba que era un sueño, pero al pasar más tiempo en su cuerpo me convencía
que era muy real, ahora yo contaba con las riendas de su cuerpo, pero no solo
esto, también sus recuerdos, ademanes y su vida ahora me pertenecía. Pase un
rato posando, en sus recuerdos podía verme desnuda, pero nada comparado verme
en vivo. Era el resultado de años de trabajo pata tener esta figura perfecta, no
tenía rastros de que hubiera tenido un hijo. Mis manos no dejaban de tocar o
apretar mi trasero y senos. Al quitarme el brasear, era una lastima en no poder
ser ahora un hombre, para poder hacer el amor con este cuerpo cada día, ahora
era una mujer todos me desearían en la cama; pero tenía un esposo que me
satisfacía en la cama. Me pase un rato jugando con mi vagina no iba permitir en
perder la oportunidad; estando ahí. Pasaron las horas me encontraba toda empapada
de sudor y de fluidos fue una experiencia increíble, aun se lograba las sirenas
de los bomberos que controlaban el incendio de la casa de mi vecino. No
acostumbraba masturbarse Claudia lastima, se sentía fabuloso hacerlo en su
cuerpo. Me fui a dar un baño, pero apenas empezaba la diversión. Amaneció, pero
por pura intuición desperté temprano, tenía que llevar quien ahora era mi hijo
a la secundaria, contaba con nuevas responsabilidades que cumplir, para
mantener un perfil bajo por cualquier sospecha; debía actuar como Reina. Me
tuve que levantar y arreglarme, pero por solo pensar que tenía que vestirme,
implicaba tocar mi cuerpo, me excitaba e emocionaba, no dude en hacerlo. Reina acostumbraba
usar ropa un poco menos provocativa desde el nacimiento de Daniel, pero aún
conservaba su ropa antes que fuera madre, sin olvidar el amuleto que tendría llevármelo;
para no tomar riesgos. Ya era la hora. Al salir para carrito que
contaba Reina, se notaba que no le costó nada barato. Manejar con zapatillas sería
algo nuevo para mí, pero la antigua dueña era toda una experta; no había de nada
que preocuparse.
REINA: Hijo ¿ya estás listo?
MARCOS: Si, mama.
REINA: Te espero en el auto.
MARCOS: Si mama.
REINA: Ok.
Me agradaba tener un hijo y
tener el control. Pero notaba que me veía extraño, comenzó hacerme preguntas, mostraba
un disgusto en mi forma de vestir; sabía que me había sobrepasado en mi
vestimenta, pero no me importaba. Aunque hubo una pregunta que me incomodo.
MARCOS: Mamá, viste que la casa de nuestro vecino se incendió.
REINA: Si, fue una tragedia escuche que falleció dentro de su casa
Daniel nuestro vecino.
MARCOS: Enserio mama, pero ayer en la noche aun lo viste vivo, verdad
ma; te vi salir de su casa a los pocos minutos antes de la explosión.
REINA: Que más viste hijo. (con un tono gruñón)
MARCOS: No, solo fue lo único madre.
REINA: Escucha muy bien mocoso, no quiero que repitas a nadie lo que
viste en la noche; te lo prohíbo.
MARCOS: Si madre. (No comprendía por que su madre actuaba rara, su
forma de vestir y actuar)
REINA: Ya llegamos, entra a tu escuela.
MARCOS: Hasta luego mama.
Solo al ver que el chamaco bajo del auto, acelere el auto, escuchar
el motor rugir por las revoluciones, me emocionaba. Tenía todo el día para mi
sola, quería ir a lo que ahora sería mi empresa. De nuevo entraría por esa
puerta no como empleado; ahora como la dueña.
¡ESPERO QUE LE HAYAS GUSTADO COMO SIEMPRE!
Excelente historia, cual es el nombre de la chica?
ResponderBorrarLAREINAWORD
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