CAPITULO III
Una mañana fría precedió a mi extraña noche, me había quedado dormido después de masturbarme en el cuerpo de mamá, la baja temperatura matutina fue la encargada de despertarme, al abrir bien los ojos inmediatamente note que seguía en el cuarto de mamá, me levante cómo impulsado por un resorte, corrí hacia el espejo que se encuentra encima del tocador, continuaba atrapado en el cuerpo de mamá, mire fijamente el reflejo de mi cara en el espejo, gire la cabeza de izquierda a derecha para ver mejor cada perfil del rostro de mamá, su piel lucia más blanca de lo acostumbrado, me aleje unos centímetros del espejo para poder admirar el cuerpo completo de mamá. Era un auténtico desafío apartar la mirada de sus hermosos y redondos pechos, en automático llevé mis manos hasta ellos, apretándolos suavemente, realizando un ligero masaje de arriba hacia abajo, justo al llegar la parte baja, daba un pequeño apretón llevando mis manos hacia los costados exteriores de cada uno, una relampagueante sensación dio como resultado un aumento en el ritmo de mi respiración al igual que la noche anterior comencé a excitarme.
Un pensamiento repentino interrumpió abruptamente mis
intenciones de sentir mis dedos una vez más dentro de mí, una voz lejana rompió
de tajo mi concentración:
“Hoy hay muchas cosas que debo hacer”
Sin duda era la voz de mamá en mi mente, fue cómo si
me hubiese susurrado, cerré los ojos, un nuevo susurro se podía escuchar
tenuemente:
“¿Qué debo hacer con Nico?... Tendré que
llamar a Alfredo”
El segundo mensaje perturbo mi tranquilidad,
nuevamente la voz de mamá se logró escuchar un poco más fuerte que la vez
anterior, mi mente comenzó a jugarme una mala pasada, ¿Era posible que esos
pensamientos vinieran de mi propia mente? justo cuando aquella pregunta
terminaba de formularse en mi mente, una tonada musical se escuchó en el
cuarto, automáticamente, sin siquiera tomar conciencia de ello, no dude en
decir en voz alta:
“mi celular”
corrí hasta una bolsa de mano de color café que estaba
en el tocador, la abrí y lleve mi mano a una de las bolsitas del interior,
saque el celular, cuando lo mire para contestar me di cuenta que me solicitaba
la clave para desbloquearlo, no dude en ingresar un par de números,
desbloqueándolo, pronto me di cuenta que se trataba de un mensaje, una natural
curiosidad se apodero de mí, revise el contenido del mensaje el cual solamente
era un recordatorio de alguna amiga de mamá para festejar el cumpleaños de una
compañera del trabajo. La voz de mamá apareció una tercera ocasión, aún más
audible que la anterior:
” Es verdad, es el cumple de Pili, la
llamaré más tarde para vernos”
ese último pensamiento provoco que la cabeza comenzara
a darme vueltas, bombardeado por preguntas que no podría responder, ¿Cómo sabía
dónde estaba el celular? peor aún ¿Cómo sabía el código de desbloqueo?, Algo me
estaba pasando, era cómo si parte de los pensamientos de mi madre estuvieran
mezclados con los míos. Me senté en el borde de la cama, llevando ambas manos
hasta la frente, ¿Qué estaba sucediendo? ¿Por qué podía escuchar aquellos
pensamientos ajenos a los míos? pronto me encontré sumergido en un perturbador
silencio, esperando volver a escuchar aquella voz, transcurrieron algunos
minutos hasta escuchar por cuarta ocasión aquella voz:
“Tengo que pasar a recoger el obsequio de
Pili con Cesar”
El pánico pronto se apodero de mí, mientras iban
pasando los minutos más pensamientos ajenos, correspondientes a los de mi mamá
me invadían:
“Tengo que pasar a recoger el obsequio de
Pili con Cesar” “Espero que Viri tenga tiempo de hacerme algo en el cabello”
“Le diré a Edgar que olvide llevarme de nuevo a comer ese asqueroso pollo
seco…”
Me levante de la cama, ¿Qué era todo aquello? pensaba
en lo que debía hacer, intente tranquilizarme pensando en voz alta tratando de
opacar aquella cascada de pensamientos ajenos:
“Bien, bien…
todo está bien, tranquilízate, hay que pensar en cómo resolver esto,
todo saldrá bien, sólo tranquilízate, Araceli”
“¡Araceli!” dije el nombre de mamá refiriéndome a mí
mismo, eso no podía estar ocurriendo, una nueva ola de pensamientos se
conglomeró en mi cabeza:
“¿Qué haré con Nico?... Ese niño cada vez se
comporta peor… Tendré que llamar a su padre para que venga por él, no puedo
educarlo sola…”
La última frase no sólo la había pensado, sino también
la dije en voz alta, me resultaba imposible ya pensar con claridad, pronto deje
de escuchar mis propios pensamientos, camine hasta el espejo y mire el reflejo
de la cara de mamá, lleve mis manos hasta el rostro, justo cuando las manos
rosaban las mejillas, perdí parte del control del cuerpo, las manos por si
solas fueron hasta el cabello, recogiéndolo, llevando por detrás de las orejas,
seguido de unas cuantas palabras:
“Que ojeras tengo, debo de dejar de
juguetear tanto en las noches”
mi reacción inmediata fue gritar y dar varios pasos
lejos del espejo, estaba perdiendo el control, era como si mi conciencia
estuviera desapareciendo para darle el lugar a la mente de mamá, me asuste
demasiado, debía de hacer pronto algo, sin saber que hacer me quede pasmado,
convertido en una estatua incapaz de razonar, imposibilitado para encontrar alguna
pronta respuesta, inmóvil por varios minutos me percate que la voz había dejado
de resonar además de recuperar la movilidad absoluta del cuerpo.
El episodio recientemente vivido, sembró en mi una
infinidad de cuestionamientos, causando una tremenda angustia, ¿Qué tal si
volvía a escuchar aquella voz?
¿Qué haría si perdiera por completo el control del
cuerpo? ¿Qué pasaría si la personalidad de mamá regresaba a su cuerpo y la mía
se desvanecía? No podía perder el tiempo jugando con el cuerpo de mamá, debía
encontrar la forma de regresar a mi verdadero cuerpo lo más pronto posible,
siendo esa empresa algo semejante a lo imposible, en principio de cuentas ni
siquiera sabía de qué forma estaba dentro del cuerpo de mamá, razonablemente lo
más sencillo era basar todo en la teoría del golpe en la cabeza:
“Si un golpe lo provoco, otro lo debe de
arreglar”
Por absurdo que pareciera, era la solución más viable
para probar en ese momento, no esperaría a que la voz regresara, menos perder
la capacidad de controlar mis pensamientos y movimientos, sin importar que
estuviese desnudo, fui directo hacia la puerta de la recámara, quite el seguro,
salí apresuradamente de la habitación, corrí por el pasillo con rumbo hacia mi
verdadero cuarto, abrí despacio la puerta, mire mi verdadero cuerpo, aun
dormía, me acerque lentamente, tratando de evitar algún ruido que le
despertase, una vez que me acerque lo suficiente como para tocarlo, busque la
manera de ponerlo boca arriba, ya que dormía recostado de su lado izquierdo, con
gran sigilo y cuidado lo gire lentamente hacia su lado derecho, justo al
tenerlo de frente, me acomode de tal manera que mi cabeza quedara casi alineada
con la suya, estaba dispuesto a dar el golpe, cuando nuevamente los
pensamientos de mamá en mi mente me interrumpieron:
“Espero que Edgar pueda acompañarme a la
fiesta de Pili… ojalá podamos pasar a su departamento, tengo ganas de estar con
él”
Un movimiento de mi mano, ajeno a mis deseos, fue
hasta uno de mis pechos, frotándolo suavemente, mientras la otra fue hasta la
vagina, hice un esfuerzo mayor para evitar que mi otra mano realizara aquel
movimiento involuntario, esta vez los pensamientos eran más fuertes y claros.
No pude evitar decir en voz alta un nuevo pensamiento que surgía de aquella
presencia invasora:
“¿Qué estoy haciendo en el cuarto de Nico?”
En segundos deje de sentir el cuerpo, me había
convertido en un espectador, era cómo si mamá recuperara totalmente el control
de su cuerpo, sus pensamientos invadieron mi mente haciendo inaudibles los
míos, intente desesperadamente hacer un último intento por moverme, trate de
aproximarme lo mejor posible a mi verdadero cuerpo e intentar golpearlo con la
cabeza, con un gran esfuerzo logre recuperar parcialmente el control del cuerpo
de mamá, hice la cabeza hacia atrás tomando impulso fue cuestión de un instante
cuando volví a quedarme petrificado, imposibilitado para asestar el golpe, me
sentí perdido, de alguna manera sabía que esa era mi última oportunidad,
rápidamente mamá tomo el control de su cuerpo dejándome únicamente el
movimiento de su brazo derecho, lo único que pude hacer fue poner la mano sobre
el pecho de mi verdadero cuerpo, era cómo una especie de despedida, pronto mi
vista se oscureció, la voz de mamá era lo único que escuchaba, sólo podía
sentir el brazo derecho, sintiendo cómo caía sobre el pecho de mi antiguo
cuerpo, un hormigueo hacia desaparecer las sensaciones del único miembro que
podía controlar del cuerpo, iba a desaparecer por completo. Teniendo una última
sensación en la punta de los dedos, logre sentir algo que no era el pecho de mi
verdadero cuerpo, estaba tocando un objeto de metal, un fuerte hormigueo me
hizo sentir de nuevo el brazo, una fuerte luz ilumino las tinieblas en las que
estaba envuelto, ese destello repentino silencio la voz de mamá en un instante,
el silencio se apodero de mí y perdí la conciencia.
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