La popularidad de Estefanía Caballero

En la foto estaba yo: Cecy junto con mi adepta Estefanía caballero. El tiempo no había pasado en balde, mi cuerpo se volvía cada vez más viejo, las arrugas comenzaron a aparecer, ya no era tan atractiva como en mis primeros años en la televisora.

Era cuestión de tiempo para que me reemplazaran por mi querida aprendiz, sin embargo sabía que ella no estaba lista para poder ejercer mi antiguo puesto, así que tenía que hacer algo al respecto para solucionarlo, pues no aceptaría que otra persona que no sea mi discípula lo tome. 

Estábamos en los camerinos platicando precisamente sobre el futuro del programa que conducía, ella sería una muy buena imagen, sin embargo aún le faltaba algo de talento y carisma. Mi discípula era una persona muy madura, con ella platico las cosas como son, sin tener que adornarlas. Estefanía estaba consciente de que aún tenía pánico a las cámaras, seguía cometiendo errores de novata que no le permitirían llegar demasiado lejos con su trayectoria, así que no habían muchas alternativas para solucionar esto.

Me agaché mientras ella seguía sentada en su banquito, con mis manos le abrí las piernas y le bajé sus pantys, tenía enfrente de mi cara su intimidad. Estefanía solo soltó una risa nerviosa y dijo "pero que haces", sin tratar de detenerme.

Primero comencé introduciendo mi lengua en su intimidad, sentía como es que ella se retorcía de placer. Empecé a insertar un dedo con la mano derecha, luego fueron dos, tres y cuando ella se quiso dar cuenta ya tenía ambas manos en su intimidad, tratando de abrirla como quien abre una bolsa de papas.

Ella volteaba hacia abajo con curiosidad, mientras yo introduje mis brazos y mi cabeza, trataba de no moverse para dejarme hacer con ella lo que quisiera, no sabía que ella era así de sumisa. Lo más complicado de pasar fue mi pecho, ella me empujó hacia adentro usando ambas manos, mientras yo trataba de agarrarme como podía para poder seguir con mi cometido.

Después de arduos 15 minutos logré introducirme en su cuerpo, esperaba resistencia de su parte, que me recriminara por lo que hice, por lo menos un regaño o yo que se, sin embargo todo era tranquilidad absoluta.

En mi cabeza se escuchó "es un honor tenerla dentro de mí, maestra", mientras me percataba que tenía acceso total a su mente y a sus recuerdos, podía manipularla a mi completo antojo, pero lo mejor de todo es que no era necesario: ella tenía un fetiche con ser dominada, controlada, estar a merced de alguien más, naturalmente ese "alguien" más indicado era yo: su maestra. Ahora ella era mi sumisa, mi voz y mi voto eran sus deseos, su cuerpo se convirtió en una extensión del mío para entrar y salir cuando yo quisiera.

Gracias a su hermosa figura y mi gran experiencia aumentamos su popularidad, además de que fui la favorita para aquél ascenso que tanto estaba esperando Estefanía.

Convertirse en mi títere, mi marioneta, es lo mejor que le pudo pasar en la vida a Estefanía, pero no lo niego, también es lo mejor que me ha pasado en la mía, pues tengo la oportunidad de ser joven de nuevo cada que tengo antojo, pues mi voluntad en su cuerpo es ley.