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La esfera dorada (Transformación)

Capítulo 4: Diferente placer

El ruido de la puerta de acceso me despertó, ya era de noche y tuve una terrible jaqueca. Me costó trabajo abrir mis ojos, estaba aun somnoliento y mis parpados eran pesados. Me levante y salí de la recamara, me asome por el barandal del pasillo para confirmar que los padres de Alina habían llegado. Bajé la escalera y pude ver a la pareja dejando algunas cosas sobre la mesa del comedor, algunos recuerdos de los que suelen darse en las fiestas eran colocados con cuidado sobre la superficie del mueble.

Mi tía me miro y sonrió, con un cariñoso abrazo me felicito por las tareas hechas, incluso bromeando por mi supuesta irresponsabilidad. No pretendía pasar mucho tiempo con ellos, recordé el asunto pendiente con mis padres y para ello era necesario que hiciese una llamada. Me despedí y les dije que estaría en mi recamara escuchando algo de música, mi tío sólo levanto los hombros como en señal de conformidad.

Encerrado en la habitación, revise mi teléfono, había múltiples mensajes de texto de mis padres. Decidí que era arriesgado regresar a mi forma real y entablar una charla telefónica, opté por enviar un par de mensajes justificando mi tardanza e incluso un aviso de una probable noche fuera de casa, y aunque mis padres se tornaron reacios a ese hecho, la justificación de una importante labor escolar lo disculpa todo. Estaba hecho, así que pude estar tranquilo con ese pendiente.

Me senté frente al tocador y examiné detenidamente la esfera, así como las diminutas esferillas que había generado. Existen cosas que son difíciles de explicar y mucho más de entender, ese era el caso de aquel artefacto. Hojeé el ligero libro que acompañaba a la esfera, a pesar de mi nulo entendimiento, los dibujos y diagramas fueron ilustrativos. En una de las paginas estaba una reproducción gráfica de la esfera, supuse que el texto que lo precedía era algún tipo de descripción.

La Esfera no era el único artefacto retratado, en las subsecuentes paginas estaba un par de arillos, una especie de anillos que a primera vista lucían toscos, ambos con una piedra ovoide justo al centro; otro más, una navaja, pienso que, de un tamaño pequeño, ya que la hoja y el mango eran de semejante proporción, viendo con más detalle la hoja parecía corta, semejante a las navajas de bolsillo. Casi al final del texto, un medallón, su forma podría asustar a personas susceptibles; los dibujos mostraban la parte superior e inferior, al frente el rostro de un demonio con bordes serpenteantes y el reverso, una superficie al parecer grabada con una joya de considerable tamaño incrustada en el centro, su nombre: Médaillon d’Alharratj.

Pensé que con ayuda de un traductor en línea podría ir descifrando partes del documento, no obstante, muchas de las palabras eran irreconocibles, navegando en la red descubrí que era una forma de la lengua francesa antigua, eso descartaba mis esfuerzos por traducirlo. Algo que llamo mucho mi atención sobre el manuscrito eran los espacios entre páginas que se encontraban cercanas al lomo, entonces mirando de cerca noté que faltaban páginas, sólo quedaban diminutas secciones, mínimos fragmentos de hojas.

A pesar de todo, nada fue lo que pude descifrar, por supuesto, centrándome únicamente en la esfera. Es nombrada en los textos como Sfære av Razmak, allí descubrí que en el interior de la esfera pueden almacenase en los bordes las esferillas. El artefacto está compuesto por piezas que pueden desmontarse con los giros y presiones adecuados y al desarmarlo comprendí un poco más su estructura.

Al desprender los bordes existen 8 espacios, cuatro por lado, todos en forma de esfera, las cuales condicen a la perfección con el diámetro de la central. Las esferillas pueden montarse y volver a cubrir con las tapas, al unir las partes era posible hacer correr las esferillas gracias a un mecanismo de rotación, esto lo comprobé durante la madrugada, una vez me cercioré de que mis tíos dormían.

Cada giro le permite a quien manipula la esfera adoptar las formas de la sangre recabada. En mi caso ya lo había experimentado con tres, cada una de ellas exacta a la de su procedencia. Había pasado gran parte del día como Alina, pero tenía la inquietud de sentir más tiempo el cuerpo de Brenda. Conociendo las cualidades de la esfera la active para adoptar la forma de Brenda, me acostumbraba al dolor, aunque no por eso dejaba de lastimar.

Sentí inmediatamente el peso extra en mi pecho, aún más de lo que experimente con el cuerpo de Alina. Sin contemplaciones me desnudé, sabía lo que quería exactamente hacer. Corrí al espejo y posé frente a él, tomando posturas que consideraba sexys; el cuerpo de Brenda era más voluptuoso a comparación del de Alina. Me deleite recorriendo con mis manos cada cuerva y extensión de ese cuerpo; me aproxime tanto al espejo que pude apretar mis tetas contra él, tan cerca tuve la necesidad de plantarle un beso a mi reflejo.

Alina era linda, pero nuestra relación familiar evitaba que pensara en ella de una manera más morbosa; no obstante, el cuerpo de Brenda me excitaba, en realidad era la primera vez que la veía, sin embargo, fue suficiente para que quedara prendado de ella. Me miré por largo tiempo al espejo, giraba mi cuerpo para ver esas enormes tetas, Brenda era alta en comparación de Alina, ciertamente delgada, pero pude sentir duros sus muslos y brazos, su abdomen era liso y suave.

Jugueteé unos minutos probándome la ropa interior de Alina, sentía como me apretaba ya que eran de medidas inferiores. Estiraba las pantaletas, subiéndolas hacia cintura para tensarlas y repagarlas entre mis piernas. Probé infinidad de posturas, tantas se me ocurrieran; conforme lo hacía en cada ocasión, debía retirar una prenda humedecida, al grado tan que no pude contenerme más y me propuse hacer algo con ese creciente deseo.

Empleado la memoria de Alina, saqué un dildo que ocultaba en uno de los rincones de la parte superior del guardarropa, escondido entre un par de cajas. Se trataba de la reproducción de un pene de aproximadamente de quince centímetros, considerablemente robusto, venoso. Ansioso, casi lo arranque de su caja, un extraño deseo me hizo acariciarlo, en tanto sentí mi rostro caliente. Conocía gracias a las memorias de Alina las cualidades del instrumento, desde su funcionamiento hasta como emplearlo. Empecé a tocarlo como si estuviera masturbándolo, lo relamí en varias ocasiones; mi vagina empezó a brillar por el líquido secretante. Con el mismo y con algo de saliva que escupía en una de mis palmas, lubricaba el artefacto.

Lo activé con la velocidad más baja, con él empecé a recorrer mi cuerpo, sintiendo ese extraño meneo. Lo paseé por mis pechos, dando girones en el contorno de mis hermosas y suaves tetas; llegué rápido hasta mis labios vaginales, al encontrar el clítoris me concentré por entero en él, estimulándolo sin tregua alguna. Sentí estar a punto de venirme cuando paré en seco; el cuerpo de Brenda era demasiado sensible, así que los conocimientos de Alina sobre su propio cuerpo quizás no me ayudarían del todo con los límites de cuerpo de Brenda.

Deseaba seguir disfrutando, así que espere un poco y tome una postura menos agresiva. Recostado en la cama, abrí mis piernas al máximo y puse el robusto objeto en mis labios vaginales. Podía sentir su espesor, me gusto, y sin reparos empecé a bombear, lánguidamente, metía muy despacio la cabeza y lo sacaba con la misma velocidad. Con forme lo hacía en cada ocasión lo introducía más, prolongando en cada ciclo la estadía del objeto en mi interior. Tan pronto sentí la necesidad de aumentar el placer cambié el ritmo.

Apreté con mis paredes el dildo, sus vibraciones y los movimientos que hacía con él pronto me obligaron a gemir, pero a pesar del miedo que me provocaba el ser descubierto, sabía que ya no podía parar, a cada instante necesitaba más. Tomé una almohada cercana y la puse en mi boca para morderá, aunque redujo el sonido aún eran audibles los gemidos, pero no lo suficiente para que escaparan del interior de la habitación. Empecé a elevar la velocidad de manera lenta hasta alcanzar su máxima velocidad; la vibración era espectacular.

Sume al movimiento del pene artificial, leves apretones en mis senos, tan pronto sentí la necesidad de incrementar esa sensación de placer, lleve mi mano libre hasta mi clítoris; un tremendo espasmo me produjo el primer orgasmo de la noche. Me estiré involuntariamente como tratando de sacar el pene, pero me necesidad de continuar fue mayo. Jugueteé con el ritmo hasta que perdí la consciencia de él, sin notarlo las embestidas era vertiginosas; seguí sobando el clítoris con tres de mis dedos.

Mi cuerpo se retorció un poco y tuve que apretar más mi quijada, incluso tratando de apoyar mi cabeza contra el colchón para hacer más presión contra la almohada. Sin remedio llevé mi cabeza hacia atrás prensando con mis dientes frontales el almohadón, y sentí mis pantorrillas y muslos tensarse al máximo, y mis brazos comenzaron a dolerme un poco, pero era más el deseo de continuar. La sensación que experimente me hizo cerrar los ojos, apreté fuertemente mis parpados y sentí mi abdomen contraerse. La presión entre las paredes internas de la vagina y el dildo llegaron a un estado limite y entonces ahí logre el extraordinario orgasmo múltiple.

Languidecí de inmediato, pero no retire el pene de mi interior, entonces bajé la velocidad gradualmente. Con una mano manipulaba el artefacto con un ritmo menos cadencioso, mientras que con la otra jalaba mis pezones; pude disfrutar de un dolor muy obsesionante y justo antes de sacar el pene logré otro orgasmo. Retiré el objeto, completamente empapado por mis jugos y lo llevé hasta mi boca para limpiarlo con la lengua y lo relamí hasta dejarlo limpio. Al finalizar lo devolví en su caja y lo coloqué de nueva cuenta en el armario. Estaba bañado en sudor y las sabanas de la cama completamente empapadas guardando el aroma de mi ser; cerré mis ojos con una sonrisa dibujada en mi rostro y me quedé dormido.

La alerta de un mensaje en el celular me despertó, se trataba del teléfono de Alina que recibió un mensaje de Brenda “Te extraño”. Sin pensarlo mucho, lo contesté un poco cortante, me sentía débil y sin muchos ánimos de entablar una conversación. En ese momento recostado en la cama imaginé que hubiera sucedido si en vez de Alina me hubiese convertido por primera vez en Brenda, quizás hasta evaluaría la posibilidad de robar su vida. Después de un rato, retire las sabanas y dejé orearse un poco el colchón, no tomé en cuenta las consecuencias.

Me quedé un momento sentado al borde de la cama, pensaba en cómo debía lidiar con la desaparición de Alina, si bien podía hacerme pasar por ella unos días, no podría hacerlo por siempre. Sin embargo, comencé a dudar de eso, cuestionándome la posibilidad de abandonar todo aquello, divagaba en sueños en dónde me hacía pasar por ella, su mente era reveladora, su vida no era del todo mala, incluso en comparación parecía mejor que la mía. No obstante, fue algo momentáneo porque con las cualidades de la esfera podía disfrutar de eso y más las veces que quisiera. Diferentes cuerpos, tantas posibilidades; una variedad inimaginable de placeres.

Definitivamente llegué a la conclusión de querer continuar con mi vida, pero debía cubrir el hueco que dejó Alina. Me debatía entre el simplemente en desaparecerla un día e inventar una fortuita partida al extranjero, y así no hacer pasar a mis tíos por el inmenso dolor de saber a su hija desparecida. Analizaba sin mucha coherencia las alternativas, de vez en cuando invertía los papeles, pensando en la posibilidad de que fuese mi verdadera identidad la que desapareciera y quedarmé como Alina, pasa así gozar de Brenda.

Mi miente me jugaba una mala pasada, las opciones terminaban luciendo mejor cuando pensaba en quedarme como Alina, ya que también así podía disfrutar de los privilegios que conferían la esfera. Me rebanaba los sesos sin éxito, el probable dolor que pudiera ocasionar a mis padres con mi partida me regresaba al punto de partida, Alina no era una opción viable. También pensé en la posibilidad de alternar ambas vidas, pero eso claramente era imposible.

Entonces un pensamiento siniestro asalto mi mente, existía la posibilidad de salir del problema y radicaba en una arriesgada maniobra. Evidentemente no podía simplemente desaparecer Alina, eso no era una opción, pero existía una alternativa en la que Alina no despareciera del todo. La posibilidad radicaba en algún hospital, alguna persona desconocida que entrara en estado vegetativo me permitiría deshacerme de la carga de soportar dos vidas simultaneas.

A pesar de resultar todo aquello disparatado, no se me ocurrió una idea más sólida. Para ello necesitaba pasar considerable tiempo en un hospital y esperar mi oportunidad, las posibilidades lucían improbables, sin embargo, debía hacerse, por lo menos hasta tener un mejor plan. Esa noche dormir poco, entre mis inquietudes y ciertos cargos de conciencia fue imposible conciliar el sueño. Logré dormir un par de horas antes de que sonara la alarma despertadora de uno de los teléfonos y tan pronto la desactivé, recuperé la apariencia de Alina y me dispuse a llevar acabo mi plan.


2 comentarios:

  1. Bien sigue asi me gusta haber que pasa con sus planes

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  2. Me gusto bastante este capitulo. Aunque me gustaría que pudieras agregar imagenes de vez en cuando.

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