La esposa de mi vecino 4

Las hermanas, Cynthia y Marybeth yacían desnudas, abrazadas, la polla de Zack bajo el control de Marybeth yacía relajada dentro del coño de su hermana cuando la puerta delantera de repente se abrió de golpe. El Sheriff Beau John Baker entró en su casa justo a tiempo para presenciar a otro hombre encima de su esposa, quedando boquiabierto pensando que estaba soñando.

Furioso, Beau se acerco a los amantes y arrancó al hombre de su mujer arrojandolo al otro lado de la habitación, apenas podía contenerse.
Cynthia se acurrucó en el sofá, en toda la gloria de su naturaleza mientras Marybeth yacía en el suelo.
—Beau —dijo Cynthia llorando—, él me violó, no pude evitarlo.
Marybeth se encogió de hombros y se puso a pensar en que hacer para salvar su vida.
 —Beau, —dijo Marybeth—, siento mucho haberme tirado a tu esposa, no sé qué me pasó, me iré de la ciudad si lo deseas e incluso te daré un anillo que vale diez mil dólares, está en el bolsillo de mi abrigo.
Beau miró a su alrededor con una sonrisa codiciosa y notó una chaqueta gris a algunos pies de su encogida esposa. Él pensó en encargarse de "Zack" igualmente luego de tomar lo que le ofrecían. Marybeth se quedó quieta mientras observaba al hombre grande que buscaba en los bolsillos del abrigo hasta encontrar aquel anillo de oro y plata con piedras rojas.
—Pontelo —dijo Marybeth—, estoy seguro que te quedará perfecto.
Marybeth miraba con alegría a Beau quien tomó el anillo y se lo coloco. Desde el punto de vista de Cynthia, su marido se estremeció de repente. luego se movió rápido, tomo unas esposas y se las coloco a Zack bruscamente.
—Cynthia, ponte algo de ropa. —dijo Marybeth en el cuerpo del esposo de su hermana.
Ese día había ganado la lotería, Beau estaba en el suelo, balbuceando y gritando, en el cuerpo desnudo de Zack exigiendo saber qué diablos estaba pasando hasta que lo amordazó.
Cynthia se puso un vestido, se cepilló el pelo y luego salió observando a Zack desnudo atado al coche patrulla.
—Haré justicia con este tipo como es debido —dijo Marybeth—, nadie viola a mi esposa y sale ileso.
Se dirigió a la estación con su prisionero, Beau seguía gritando mientras era arrastrado hacia ahí. Marybeth se inclinó y besó a Beau. 
—Cariño, una vez fuiste mi novio —dijo ella—, pero me golpeaste y me violaste, soy Marybeth, este día lo pagarás.
Con eso, el prisionero se quedo sin palabras, fue derribado y pateado varias veces, además fue fichado por resistir un arresto y por violación.